“Es como si el tiempo diera vueltas y hubiéramos vuelto al principio.” Con esas palabras Úrsula se da cuenta de que los hechos en Macondo siempre se repiten y que los destinos son inevitables.
Cualquier persona que ha leido un texto de Gabriel García Márquez sabe lo insólito que son. ¿En cuales otros cuentos tienen relaciones repetitivos entre la familia? En cuales otros cuentos se empieza pestes de insomnio? En cuales otros cuentos los personajes se quedan tan enredados que se terminan olvidados? Quién más que García Márquez puede imaginar todo esto? Su estilo y la manera de expresar los eventos son tan detallados que nos hace sentir con los cinco sentidos como si estuvieramos estado ahí junto con el Coronel Aureliano. Además, el modo en que se empieza y temina el libro es simplemente fabuloso. La novela empieza con José Arcadio Buendía y Úrsula, las que fundan a Macondo. Después de tener hijos, el pueblo empieza a crecer y crecer. El tiempo va transcurriendo y poquito a poquito los personajes se envejecen y son olvidados. En esa manera, Gabo sigue cambiando los personajes principales, cada uno representando defectos o aspectos de los humanos. Mientras el comienzo te da una curiosidad que te hace pasar las páginas involuntariamente, el final te deja anonadado; te deja ahogando en un tsunami de su propios pensamientos.
El libro ‘Cien años de soledad’ es la pieza maestra de Gabriel García Márquez que se trata de un pueblo ficticio llamado Macondo. Como muchos otros pueblos olvidados en Colombia, la historia de Macondo es muy simple: se nace, se reproduce, se crece y se muere. Sin embargo, García Márquez exitosamente nos hace enterarnos en su libro con su toque de realismo mágico. Aunque el tema se parezca un poquito aburrido, el estilo narrativo y los detalles pequeños del autor es lo que atrae a los lectores. El libro tiene tantos episodios entre sí mismo que se crea un tono cotidiano, pero al mismo tiempo fantástico. El autor hace que estos episodios se sigan sumando para crear una historia muy fluida y extraordinaria llenos de sorpresas.
La historia en general se puede parecer solo como un pueblo y cien años de su historia, pero atravez de esto, García Márquez nos muestra que el mundo en donde vivimos nosotros no es tan diferente a lo de Macondo. Úrsula sigue mencionando repetitivamente durante la novela que los eventos de Macondo se seguían repetiendo, mostrando el sentido del tiempo cíclico y que siempre pasaba lo mismo otra vez y otra vez. Los humanos siempre están cometiendo los mismos errores que sus antecedentes (como la guerra). Atravez de su novela eccéntrico, el autor nos da el mensaje de que si no cambiamos y no aprendemos de nuestros mal hechos del pasado, nos terminaremos matandonos a nuestro mismos y todo se repetirá otra vez y otra vez.
Aunque los nombres de los personajes se confunde un poquito al lector, la historia en general era muy fabuloso e interesante porque Gabriel García Marquez hace que muchas cosas mágicas se parezcan reales. Por eso, el libro se clasificaría nueve estrellas sobre diez. El libro no debería ser recomendado a niños pequeños, no sólo porque hay muchas relaciones inapropiados y guerras repugnantes dentro la historia, pero también porque sería difícil entender todos los temas y pensamientos de Gabriel García Marquez cifrado adentro de la novela; parece que el autor escribió muchas partes del libro a propòsito para mandar un mensaje a los lectores. “Es como si el tiempo diera vueltas y hubiéramos vuelto al principio.”
Tuesday, June 7, 2011
La Pérdida
Fue el 25 de junio del 1950, y estuve disfrutando el desayuno con mi hermana mayor y mi papá. Mamá estaba en la cocina, y presumí que estaba preparando algo más; el delicioso olor me llegaba hasta donde estuve. Miré hacia la ventana y vi los criados de la casa, limpiando el patio, donde el perro blanco estaba durmiendo bajo la luz calientica. El sol brillaba, como cualquier otra día, y los árboles en el jardín se estaban volviendo más verdes junto con el tiempo.
Mi casa estaba llenos de libros y objectos valiosos. Nuestra familia fue unos de los familias más ricos acá, a pesar de que el control de Japón sobre Corea terminó solo hace cinco años. Gracias a dios que las japonesas decidieron retirarse cuando fui un bebé. No recuerdo nada del tiempo pero mis padres me han dicho que fueron horribles. En unos minutos, mi mamá nos trajo tortas de arroz, mi postre favorita. Cuando nadie miraba, metí dos tortas en mis bolsillos, uno para cada uno de los señores trabajando afuera. Después de dar mis gracias para la comida, salí al patio, donde silenciosamente llamé a los dos servientes y le dio las tortas. No debía darles comida excepto la que mis padres le darían, pero pensé que deben tener hambres por trabajar todas las días de la mañana hasta la noche.
Iba a ir a ver a los flores cuando se tembló la tierra. Quedé inmóbil para unos segundos, pero pensando que lo imaginé, seguí caminando, pero en unos segundos, la tierra se tembló otra vez. Esta vez estuve seguro que no fue imaginario. Estaba mirando a mi alrededor cuando la voz de mi mamá sonó desde adentro la casa, llamandome. Rápidamente fui al cuarto donde estaban reunido toda la familia, y vi que estaban escuchando al radio. Un voz masculino sonó del pequeño maquina.
“El norte nos invadio y están atacando- Queden calmas…”
Mamá y papá salieron afuera mientras yo y mi hermana quedamos en el cuarto, pensando en lo que hemos oido. Los coreanos del norte estaban atacando. ¿Será que empezó una guerra? Tenía miedo.
Oí a mi mamá llamandonos desde afuera y nos salimos. Mamá y papá estaban ahi, y los servientes tenían unos maletas grandes.
“Señoritas, dije a los señores que lo lleven a un lugar más seguro. Le di comida y dinero, entonces si necesitas algo, pregunteles a ellos, ¿bueno?” dijo mamá.
“¿Pero no te vas a ir también?” preguntó mi hermana.
“Quedaremos en la casa. No sabemos todavía que va a pasar. Puede ser que el ataque se pare y no podemos dejar que cualquier persona nos roben.” dijo papá.
“Porfavor, cuiden a las niñas bien, ¿si?”
“Si, señora.”
Uno de los señores me llevó a cuestas, y empezamos a caminar hacia el sur, aunque no queriamos irnos sin nuestros padres. Caminamos hasta que no podiamos ver ni a mamá, ni a papá. Caminamos por unos minutos más, cuando los señores empezaron a hablar silenciosamente entre ellos. No podía escuchar no que dijeron. Pronto, el señor que me llevaba me dijo, “Señorita, ¿puedes bajar por un momento?” Hize caso.
“Nos vamos a ir a un lado por un momento, pero ya regresamos, ¿bueno?” dijo el otro señor, y se fueron.
Pasaron minutos, tal vez horas. Esperamos y esperamos, pero no volvieron. Nunca volvieron. Han llevado todo el dinero y lo demás. No sabía donde estábamos. No podía regresar a casa. Empezé a llorar. Mi hermana me dijo que estaramos bien, pero yo sabía que eso no era cierto. Decidiendo que no había nada mejor que hacer, empezamos a caminar hacia la nada.
[Basado en una historia real de mi abuela en la guerra de Corea]
Mi casa estaba llenos de libros y objectos valiosos. Nuestra familia fue unos de los familias más ricos acá, a pesar de que el control de Japón sobre Corea terminó solo hace cinco años. Gracias a dios que las japonesas decidieron retirarse cuando fui un bebé. No recuerdo nada del tiempo pero mis padres me han dicho que fueron horribles. En unos minutos, mi mamá nos trajo tortas de arroz, mi postre favorita. Cuando nadie miraba, metí dos tortas en mis bolsillos, uno para cada uno de los señores trabajando afuera. Después de dar mis gracias para la comida, salí al patio, donde silenciosamente llamé a los dos servientes y le dio las tortas. No debía darles comida excepto la que mis padres le darían, pero pensé que deben tener hambres por trabajar todas las días de la mañana hasta la noche.
Iba a ir a ver a los flores cuando se tembló la tierra. Quedé inmóbil para unos segundos, pero pensando que lo imaginé, seguí caminando, pero en unos segundos, la tierra se tembló otra vez. Esta vez estuve seguro que no fue imaginario. Estaba mirando a mi alrededor cuando la voz de mi mamá sonó desde adentro la casa, llamandome. Rápidamente fui al cuarto donde estaban reunido toda la familia, y vi que estaban escuchando al radio. Un voz masculino sonó del pequeño maquina.
“El norte nos invadio y están atacando- Queden calmas…”
Mamá y papá salieron afuera mientras yo y mi hermana quedamos en el cuarto, pensando en lo que hemos oido. Los coreanos del norte estaban atacando. ¿Será que empezó una guerra? Tenía miedo.
Oí a mi mamá llamandonos desde afuera y nos salimos. Mamá y papá estaban ahi, y los servientes tenían unos maletas grandes.
“Señoritas, dije a los señores que lo lleven a un lugar más seguro. Le di comida y dinero, entonces si necesitas algo, pregunteles a ellos, ¿bueno?” dijo mamá.
“¿Pero no te vas a ir también?” preguntó mi hermana.
“Quedaremos en la casa. No sabemos todavía que va a pasar. Puede ser que el ataque se pare y no podemos dejar que cualquier persona nos roben.” dijo papá.
“Porfavor, cuiden a las niñas bien, ¿si?”
“Si, señora.”
Uno de los señores me llevó a cuestas, y empezamos a caminar hacia el sur, aunque no queriamos irnos sin nuestros padres. Caminamos hasta que no podiamos ver ni a mamá, ni a papá. Caminamos por unos minutos más, cuando los señores empezaron a hablar silenciosamente entre ellos. No podía escuchar no que dijeron. Pronto, el señor que me llevaba me dijo, “Señorita, ¿puedes bajar por un momento?” Hize caso.
“Nos vamos a ir a un lado por un momento, pero ya regresamos, ¿bueno?” dijo el otro señor, y se fueron.
Pasaron minutos, tal vez horas. Esperamos y esperamos, pero no volvieron. Nunca volvieron. Han llevado todo el dinero y lo demás. No sabía donde estábamos. No podía regresar a casa. Empezé a llorar. Mi hermana me dijo que estaramos bien, pero yo sabía que eso no era cierto. Decidiendo que no había nada mejor que hacer, empezamos a caminar hacia la nada.
[Basado en una historia real de mi abuela en la guerra de Corea]
Monday, June 6, 2011
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